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Qué alimentos se guardan en la nevera y cuáles no

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MAYO, 2017

Trucos y Consejos
de Irene Caparrós.
2ª Edición
2017

Uno de los errores más comunes a la hora de conservar alimentos es almacenar todo en la nevera, sin plantearnos si es adecuado o no para cada alimento. En el mejor de los casos el resultado es una pérdida considerable de sabor y textura, pero puede llegar a acelerar el deterioro del producto, convirtiéndose así en una de las principales causas de desperdicio de comida.

Y es que hoy en día estamos acostumbrados a llegar a casa y vaciar la bolsa de la compra en el frigorífico, hasta el punto de que hay quien guarda el pan, las aceitunas o incluso la pasta… ¡sin cocinar, en el paquete! Dejando aparte casos más exagerados, hay muchos alimentos que nos sorprendería lo mal que se llevan con las bajas temperaturas.

Para aprovechar al máximo vuestra compra, y sobretodo disfrutar de su sabor, aquí tenéis unos cuantos consejos:

Aguacates en perfecto estado de conservación.

Fotografía Pixabay

¿Qué debo guardar fuera de la nevera?
Los aguacates, al igual que otras frutas de origen tropical como los kiwis o mangos, son de los que más sufren con el frío. Una temperatura baja interrumpe su maduración, y acabaréis masticando un pedrusco verde. Lo mejor es mantenerlos enteros en un lugar oscuro y fresco y, una vez cortados, retrasar su oxidación rociando un poco de zumo de limón por encima.

¿Cuándo fue la última vez que comiste un tomate que sabía a algo? Una de las causas puede ser el clásico error de conservarlos en la nevera. El frío daña su estructura interna, y el resultado es una ensalada de tomates insípidos y con textura arenosa.

Algunos de los productos mencionados.

Fotografía Pixabay

La clave para conservar patatas, ajos y cebollas es mantenerlos en un lugar oscuro. Una buena bolsa de tela opaca es el truco más barato y más efectivo para este tipo de alimentos.

Como pasaba con los aguacates, el frío impide que los plátanos maduren. Esto no hace que se conserven más tiempo. Al contrario, acelera su proceso de oxidación, dando como resultado una piel ennegrecida.

En contra de lo que podamos pensar, el pan aguanta más tiempo fuera de la nevera que dentro. En caso de que no lo vayas a consumir en un par de días, lo mejor es cortarlo en rebanadas y congelarlo. Podrás descongelarlo rápidamente en el tostador o la sartén y conserva todo su sabor y textura.

Los verdaderos adictos al café saben que para mantener todo su aroma y sabor lo más adecuado es conservarlo fuera de la nevera, siempre dentro de un recipiente con cierre hermético (mejor si es de vidrio) y donde nunca le dé la luz solar directamente.

Y a los golosos les interesará saber que si quieran disfrutar de un chocolate de sabor excepcional, lo mejor es encontrar un lugar fresco fuera de la nevera. No solamente porque las bajas temperaturas pueden llegar a alterar su textura, sino porque tiende a absorber el olor y sabor de otros alimentos de la nevera, ¿quién querría comerse una tableta de chocolate con sabor a cebolla?

Y por último, uno de los trucos más efectivos para que no se echen a perder tus alimentos: olvídate de comprarlos en grandes cantidades. Cada vez vemos con más frecuencia como los supermercados tienden a hacer “packs” de productos de un tamaño casi industriales. A no ser que tu familia sea la tribu de los Brady, lo mejor para garantizar alimentos frescos sigue siendo comprar pequeñas cantidades que vayas a consumir en dos o tres días como máximo.

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